Ya el era el cambio de guardia, es mi turno de reajustar los paneles solares y reparar el casco de protección de la estación sub-orbital; tengo 30 minutos para vestirme el traje, y esperar 45 minutos más para que el cambio de presión surta efecto.
Me traje escondido en mi ordenador de bolsillo, una novela histórica sobre la caída de Roma, tenía que matar el tiempo de alguna forma, aunque me parece más interesante la vista exterior. Hoy me tocan 4 horas de trabajo exhaustivo, sobre la altitud baja de la Tierra, mi concentración debe estar centrada en el módulo Leonov, enviado hace 2 años por una de las vieja Soyuz TMG, que ya estaban por ser retiradas.
No confio mucho en esta vieja estación espacial, ya lleva 25 años en funcionamiento y últimamente ha tenido más fallas técnicas, que la vieja y querida Mir. Solo temo que el brazo mecánico no se quiebre y me libere a una teórica caída libre de 300 Kms de altura; solamente con la fricción de la atmósfera me quemaría al instante, cosa que no me preocupa tanto a no ser los restos milimétrico de los viejos satélites japoneses y chinos exterminados por misiles desde la superficie, que pueden dejar mi traje espacial como un colador.
Es interesante pensar que toda esta basura espacial, es codiciada por los buitres de los consorcios privados, que lanzan semestralmente las "ballenas estelares", grandes monta-cargas (o basureros espaciales) que aspiran los restos orbitales de los cohetes y satélites retirados desde hace varias semanas.
La cúpula de presurización tiene una pequeña escotilla, que me deja ver el extenso desierto nor-africano, y el cercano Medio Oriente, y la mal llamada "Tierra Santa". Me imagino como sería vivir en el desértivo planeta de Arrakis. Y pienso en los posibles enfrentamientos que han visto esas arenas desde los orgines de la humanidad.
Aunque la paga es interesante lo hago más por el retiro anual del centro espacial, el cual me tenía agotado estos últimos años. Y pensar que esta estación es más un punto de embarque de las naves que van y vienen hace el territorio selenita, especie de nueva América; primer parada obligatoria de la humanidad antes de emprender el salto a las estrellas.
Ya pasaron los 45 minutos de presurización, ya debo salir en mi 5ta. actividad extra-vehicular de esta semana.
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